Carta pedagógica: Educación para la paz y la no violencia

Carta de Club Libritos
Acompañamiento del libro: Se renta departamento
Se le conoce como educación para la paz al proceso de adquisición de valores y conocimientos, así como actitudes, habilidades y comportamientos necesarios para buscar un ambiente pacífico, y así vivir en armonía con uno mismo y con quienes nos rodean.
La paz no es una meta utópica, es un proceso en el que intervienen numerosos factores, tanto internos como externos, y comienza desde la formación inicial en los niños cuando aprenden normas, valores, modales, actitudes y sentimientos; se ve reflejada en el plano interno y social de la persona en cuestión, así como en la sociedad en conjunto.
La educación para la paz se entiende como un proceso social que prepara a una persona para la vida en el momento histórico que le ha tocado vivir, en armonía consigo y su entorno.
Educar para la paz es un concepto que se ha popularizado los últimos años entre educadores y pedagogos. Vela por el desarrollo tanto individual como colectivo, con base en la ética, valores morales, prácticas justas, armoniosas y libres de violencia. Influye en el desarrollo cognitivo de los niños al presentarles alternativas para la resolución de conflictos. Controla impulsos como la agresividad y el enojo, canalizando las emociones, sentimientos y sensaciones negativas que se pueden experimentar en algún momento de la vida para optar por resolver conflictos por una vía pacífica.
La familia es la institución social por excelencia, los pequeños tienen sus primeros contactos con el mundo a través del núcleo familiar. Por ello funge como un factor vital en el proceso educativo y formativo de niñas y niños.
Los objetivos de la educación para la paz van más allá de la resolución pacífica de conflictos y la erradicación de conductas violentas entre miembros de la sociedad. Tiene también un objetivo de formación humana integral.
  • Busca desarrollar la autoestima de los niños, para permitirles confiar en sus capacidades para superar las adversidades que puedan presentarse en su entorno social.
  • Aprender a aceptar las diferencias y a sensibilizarse con los demás. Desarrollando sentimientos positivos y reflexionando que no siempre vamos a coincidir con todos, y que no tiene nada de malo tener una opinión distinta.
  • Reconocer y afrontar conflictos de manera pacífica. Aprendiendo a negociar y mediar para resolver diferencias de manera tolerante y no violenta. Podemos llegar a un consenso adecuado sin dañar los intereses de las personas implicadas.
  • Aceptar la diversidad cultural y social. Reconociendo la riqueza de la diversidad como un elemento positivo de lo que nos rodea y conforma como personas.
  • Participar en actividades de solidaridad. Potencia las relaciones de diálogo, de ayuda y denuncia las condiciones injustas que ocurren en el mundo.
  • Conocer y respetar los derechos de los demás. Forma una postura solidaria y comprometida por el respeto a los derechos de todos.
  • Valorar la convivencia pacífica con otras personas. Como un bien común de la humanidad, para favorecer el progreso, el bienestar, el entendimiento y la comprensión para quienes son diferentes a nosotros, rechazando el uso de la violencia para optar por el diálogo, la celebración de acuerdos y negociaciones como símbolo del respeto a la igualdad y libertad de todos los individuos.

Aprender a vivir juntos en paz solo será posible educando a los más pequeños, con base en normas y valores enfocados en la creación de una cultura de paz, rechazando la violencia y abrazando la diversidad de pensamientos. Educar a un niño en estos valores significa que el mundo contará en el futuro con un adulto que pondrá en práctica lo aprendido durante su niñez. La clave para llegar a conformar una sociedad pacífica y armoniosa el día de mañana está en la educación de los niños de hoy.

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