Carta pedagógica: El muro de los propósitos

Carta de Club Libritos
Acompañamiento del libro: Yo, Jane
Ayudar a los niños a reflexionar los cambios, logros y mejoras que experimentan es un buen incentivo para motivarlos a probar algo nuevo y proponerse un objetivo a futuro. Platicar sobre lo que les gustaría aprender a hacer o mejorar lo que ya saben es una actividad emotiva para acompañarlos a pensar en metas por alcanzar.
Los niños están ansiosos por explorar el mundo, por eso hay que ayudarles a desarrollarse cultivando intereses y pasiones que los motiven a ser dedicados. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a encontrar su vocación? El muro de los propósitos es una excelente herramienta para descubrir sus cualidades y cumplir sus propósitos, uno a la vez.

El objetivo de esta dinámica es hacer un análisis de todo lo aprendido durante un lapso de tiempo, así pueden proponerse nuevos retos marcando fechas en el calendario para alcanzar sus objetivos poco a poco. Lo primero que debemos hacer es un balance sobre lo ocurrido en los días, semanas o meses anteriores. Por turnos, les pediremos a nuestros hijos que hagan un análisis sobre las actividades más difíciles que han realizado últimamente (aprender a atarse las agujetas, haber pasado una noche en el hospital, aprender a andar en bicicleta o patines).

De estos acontecimientos, cada quien nos dirá qué es lo que aprendió o le ayudó a reflexionar sobre lo sucedido (la importancia de no darse por vencido, aprender a cuidar nuestra salud, enfrentar nuestros miedos, etc.); al final le tocará a sus padres dar sus ejemplos de lo que han logrado o aprendido últimamente. Después de este balance, analizaremos los propósitos que queremos establecer para el siguiente periodo que nos fijemos.

Es en este momento cuando debemos preguntarles a los niños ¿qué les gustaría cambiar de su vida o de ustedes mismos? Dependiendo de su edad, algunos podrán conectar con la interrogante, aunque otros pueden desear cosas más imaginativas que no tengan que ver con trazarse metas. Por eso es importante establecer una segunda ronda de reflexiones donde podamos orientarlos a interesarse por actividades que puedan mejorar o perfeccionar con la práctica constante.

Teniendo en cuenta los deseos y anhelos de los peques podemos pedirles que se establezcan propósitos. No importa si es uno, son dos o tres, tal vez más, lo importante es que sean retos a su alcance y no resulten demasiado difíciles. Deben ser reales, asumibles y concretos. Por ejemplo, si un niño se propone ser ordenado en su habitación, podemos pensarlo como un reto sencillo. Sin embargo, si todavía no es lo suficientemente grande para hacerlo, podemos limitar sus actividades propuestas a mantener la ropa sucia en su sitio y la cama tendida.

Una vez se hayan establecido los propósitos, debemos plasmarlos en una pizarra o cartulina. Cada niño deberá tener una propia, donde escribirá la meta o pedirá ayuda para hacerlo. Luego ilustrará el propósito con recortes de revistas, periódicos, dibujos, etc. Deben ser imágenes inspiradoras para lograrlo, que describan lo que significa para ellos ese propósito.

Junto a cada objetivo anotamos el periodo de tiempo estimado para cumplirlo. Cada domingo podemos destinar un momento para hacer un dibujo que describa cuánto avanzamos en nuestra meta durante la semana pasada. Por cada avance positivo añadirán una palomita y en cada dificultad escribirán un mensaje para motivarse. Habrá propósitos que no lleguen a consumarse por diversas razones. Falta de interés, mucha dificultad, la necesidad de un aprendizaje previo, todo es parte del proceso, porque incluso al equivocarnos aprendemos una lección.

Para ayudarles con eso, les recomendamos estos simples pasos en caso de emergencia cuando alguna de las metas propuestas no se esté cumpliendo

  •  Tener un recordatorio

Podemos comenzar poniendo una alarma todos los días, con el fin de destinar un momento para que los peques se dediquen a avanzar con sus propósitos. Por ejemplo, si su propósito es aprender a nadar, pueden destinar un momento antes de sus clases para acomodar su material deportivo, alistar su mochila y dejar listas las tareas escolares para llegar a tiempo.

  • Ayudar con un análisis

En caso de que se presenten dificultades para avanzar con su propósito, no lo reprendas o le interrogues, en lugar de eso platiquen sobre alternativas para abordarlo de una manera más adecuada.

  • Compartir experiencias

Al compartir nuestras propias anécdotas podemos también aportar algunas estrategias, trucos o ideas para aplicar. De esta manera estamos demostrándole que empatizamos con su situación.

  • La caja de los propósitos

Se trata de una buena herramienta de motivación, prácticamente es una caja donde iremos escribiendo todos los avances que hemos percibido, en momentos difíciles e incluso en los fracasos. Esta caja se irá llenando de papelitos que escribiremos en conjunto con los niños, dejándoles también mensajes de aliento.

Esto ayudará a los pequeños a evaluar su esfuerzo, admirar sus avances y a tomar impulso para alcanzar sus metas. Además, les hace conscientes de su capacidad para superar sus límites.
Una educación integral en casa debe incluir un acompañamiento para encaminar a los niños a superarse y motivarse a ser mejores personas. Ayudarles a buscar las herramientas adecuadas para transformar el proceso de aprendizaje en algo emocionante será un regalo que los acompañe toda la vida, además estrechará el lazo familiar haciéndolos más unidos. Recuerda, todo logro de tus hijos es también un logro tuyo.
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