Acompañamiento del libro: Mía Fantasía
Las habilidades sociales son básicas para desarrollarnos completamente en sociedad. Educar a los niños poniendo atención en la manera en que cultivan sus relaciones sociales, haciendo amigos, cuidando su relación y manteniéndola, es importante para su desarrollo personal. Es de especial atención, pues a través de sus amigos es como un niño aprende comportamientos, costumbres y actitudes distintas a las que está acostumbrado en su entorno familiar.
Los niños aprenden todos los días con sus amigos, juegan juntos y comparten experiencias, además de habilidades y sentimientos. Es a través de la amistad que las personas adquirimos ciertas habilidades sociales, a la vez que podemos conocernos a nosotros mismos y desarrollamos habilidades cognitivas necesarias para convivir en sociedad.
Se trata de un aspecto muy importante en la vida de los niños, pues tiene repercusiones en la forma en que se desenvuelven socialmente y cómo se desarrollan emocionalmente. Una buena amistad ayudará a tu hijo a ampliar sus horizontes y compartir sus alegrías. Forjar relaciones estrechas durante la niñez ayuda a fortalecer la autoestima y la seguridad de un niño.
Los niños deben saber identificar quién es un buen amigo y por qué, cómo se comportan y cómo mantener una buena relación. Una buena amistad puede ser para siempre, por eso hay que cultivarla y cuidarla, todos los días, en la escuela, el vecindario, el parque, etc. A partir de las relaciones amistosas los niños aprenden a trabajar en equipo, el significado de la empatía, la importancia de colaborar y a mostrarse solidarios.
Los amigos son vitales para un sano desarrollo emocional y mental de los niños, ya que aportan algo más que solo diversión a la hora de jugar. En la interacción con niños aprenden habilidades sociales como comunicarse, cooperar y solucionar problemas. Practican el control de sus emociones y responden a las emociones de los otros. Los niños suelen tener mejores actitudes sobre la escuela y su proceso de aprendizaje cuando tienen relaciones amistosas con sus compañeros de clase.
De acuerdo a la etapa de crecimiento que se encuentre atravesando tu peque la socialización adquiere mayor importancia, así como la manera en que se forman y mantienen sus amistades.
Menor de 7 años
Después de cumplir 2 años y de forma instintiva aprenden a jugar al lado de otros niños. Desde la guardería o el jardín de niños aprenden a respetar las cosas de sus compañeros, como juguetes, comida, hora de la siesta, principios básicos para socializar con otros pequeñitos. Comprenden entonces la idea de un grupo, aunque siguen teniendo una visión individual del mundo.
Aproximadamente entre los 3 y 4 años suelen elegir a un niño como su compañía directa, compartiendo juegos y juguetes. Pueden experimentar altibajos en su relación, pasando de ser amigos casi inseparables a pelear de un día a otro y reconciliarse sin mayor repercusión. Entre los 5 y 7 años comenzarán a entender reglas más complejas para llevar a cabo dinámicas de juego en equipo, muchas veces dejando de lado el juego individual cuando están en compañía de otros niños.
7-8 años
A esta edad son capaces de asimilar mejor los juegos grupales, aceptando reglas para poder participar en deportes, juegos de competencia y habilidad con presencia de más integrantes. Igualmente suelen escoger a uno o dos niños como sus mejores amigos, con quienes comparten sus experiencias y anhelos que no comentan con los demás.
Es una etapa en la que comienzan a compartir gustos, puntos de vista, escuchan y les gusta sentirse escuchados. Estas relaciones ayudan a forjar su propia personalidad e identidad. Es un buen momento para incluirlo en actividades extraescolares donde pueda forjar nuevas relaciones acorde a sus intereses.
9-12 años
Durante este periodo los niños comienzan a entender conceptos más complejos. Sus amistades pueden variar de acuerdo a intereses, gustos y el nivel de desarrollo de su pensamiento, por lo que pueden cambiar de amigos o grupo social durante esta etapa en su transición hacia la pubertad. Lo mismo pasa con su idea de amistad, ya que empiezan a entenderla como una relación basada en la confianza, en compartir experiencias y ser recíprocos con la otra persona.
Pueden discutir y distanciarse, pero aprenden también el valor del diálogo. Buscan en un amigo a alguien con quien charlar y a quien escuchar, una persona de la cual aprender y compartir lo que sabe, con quien pasar buenos momentos y acompañarse en las dificultades.
Empezar una vida sociable desde pequeños dota a los niños de habilidades sociales para relacionarse positivamente en su entorno cotidiano. Les ayuda a desarrollar su autoestima y a mostrar seguridad en sus acciones. Fomentar la convivencia con otros peques reduce las actitudes introvertidas y los ayuda a aprender a entenderse con otros.
Se trata de uno de los aspectos más importantes en la vida de un niño, tanto a nivel social como emocional. Todos necesitamos amigos con quienes compartir momentos, pero los niños lo necesitan aún más, porque a través de esas relaciones amplían su comprensión del mundo fuera del entorno familiar. Los buenos amigos nos ayudan a ser mejores personas, a ampliar nuestros horizontes y a compartir buenos pero también malos momentos. Como dice el refrán: “Los amigos son la familia que elegimos”.