Carta pedagógica: Los niños y la naturaleza
21 febrero, 2023
Acompañamiento del libro: Aquí estamos
“La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos” (Proverbio Indio).
No hay mejor parque de atracciones que la naturaleza misma. Es a la vez consultorio y salón de clases, ya que el contacto con ella mejora la salud, la capacidad de atención, el desarrollo motriz y cognitivo, la autonomía, la seguridad, la fortaleza de los valores… y la lista continúa con los grandes beneficios que nos proporciona.
Es muy importante estimular el amor por la naturaleza en los niños para que aprendan a apreciar y cuidar el medio ambiente, así como para que actúen a favor de preservar los ecosistemas. De esta manera se enseñan a valorar todas las formas de vida.
En la sociedad actual es cada vez más frecuente que los niños se eduquen en entornos urbanos, algo que sin duda los provee de beneficios tales como acceder con mayor facilidad a servicios educativos, de salud o a instalaciones recreativas. Pero conlleva también un aspecto negativo, llevando rutinas sedentarias, dependientes de la tecnología y alejadas de entornos al aire libre.
Lejos de entornos naturales los niños pierden estímulos como el contacto con espacios abiertos, la sensación de libertad para moverse en el exterior, observar cómo funciona la vida, cómo crece una planta, cómo nace un animal, cómo se precipita la lluvia, y más experiencias que resultan fundamentales para su aprendizaje.
Sucede que los pequeñitos reciben información sobre el medio ambiente, ya sea por medio de la escuela, internet, televisión o libros, pero no a través de la experiencia de acercarse al entorno y descubrirlo por sí mismos. Es esencial recuperar el contacto de las infancias con la naturaleza, ya que nada puede sustituir los conocimientos que reciben de ella.
Incluso se ha acuñado un concepto: trastorno de déficit de naturaleza. Tiene que ver con los nuevos hábitos infantiles, que suplantan la experiencia directa con las nuevas tecnologías. Una de las consecuencias de permanecer alejados de la naturaleza es la aparición de trastornos físicos y psicológicos, tales como obesidad, estrés, problemas de concentración, trastornos de aprendizaje, hiperactividad, fatiga, e incremento de enfermedades como asma o alergias.
Este déficit se ve influenciado por la rutina diaria que se vive en las ciudades. Los niños van en auto o transporte público a la escuela, regresan en el mismo, pasan el día tomando clases y la tarde en casa, entretenidos en la TV, con videojuegos, celular o con la computadora. Todas estas son actividades desarrolladas en entornos “seguros”, aunque privados de experiencias naturales que ejercitan sus capacidades de exploración, creatividad, desarrollo cognitivo y emocional.
Corresponde a los padres poner los medios necesarios a disposición de sus hijos para lograr alcanzar un desarrollo adecuado, lo cual incluye experiencias al aire libre en entornos naturales. Aunque a veces es difícil destinar un espacio de tiempo, pueden recurrir a lugares públicos como parques, jardines y zonas verdes. Los fines de semana pueden aprovecharlos para organizar un picnic en el campo, una caminata por las montañas, una salida a nadar a un río, visitar una granja; bueno, las opciones son muchas y muy variadas.
Así pueden aprender habilidades como orientarse, recolectar flores o frutos, observar fauna silvestre, coleccionar hojas o rocas, recoger conchas en la playa, construir castillos de arena, plantar semillas de flores, árboles o plantas, y un sinfín de actividades que la naturaleza nos permite.
Para invitar a los niños a entrar en contacto con la naturaleza no necesitan de planes engorrosos o itinerarios estrictos, mucho menos de obligarles a explorar, su misma naturaleza se encargará de despertar la curiosidad en su interior. Lo mejor que puedes hacer para ayudarle es incentivar el juego libre, participando en las dinámicas que se le ocurran a tu peque para divertirse, siempre y cuando sean bajo tu supervisión.
La naturaleza nos ofrece una experiencia sensorial completa. Podemos tocarla, olerla, verla, oírla y probarla, lo cual siempre será más atractivo en comparación con limitarnos a verla a través de los libros o una pantalla. La educación ambiental es una educación basada en valores, un niño que aprende a cuidar y respetar el medio ambiente aprende a cuidarse y respetarse a sí mismo.
No cabe duda que el contacto con nuestro medio natural deja experiencias invaluables, además de enormes beneficios para el desarrollo de los niños. Recuerda que fomentar el amor a la naturaleza también significa alertar sobre los peligros que presenta, como picaduras de insectos u otros animales.
Es mejor educarlos para evitar riesgos sin infundir miedos en sus cabecitas, tener respeto hacia la naturaleza es el mejor consejo que puedes darles. Tu acompañamiento afectivo siempre es vital en su formación, así que ¿Qué esperan? Cualquier día es bueno para una aventura al aire libre.